Hair Health
Revista Sedal Mag | junio 2010
Periodista Soledad Ferrari
Están juntos desde hace casi 200 años. A lo largo del tiempo lograron
potenciarse y evolucionar hasta tomar forma en excelentes fórmulas. No
pueden vivir el uno sin el otro. El shampoo y el pelo, un dúo
inseparable…
Cuando buscamos alternativas para embellecernos, el shampoo es uno de
los ítems que encabezan nuestra lista. Resulta casi imposible pensar en
sentirnos más lindas sin un buen producto para el pelo. Y no hay edad
para esto. Porque desde que somos chicas, sentirnos cómodas con el
cabello es clave. Las que tienen rulos, las lacias, las que luchan
contra la humedad y ni hablar de las que se les cae el pelo. Todas vemos
en el shampoo a una aliado fundamental para enfrentar el mundo más
seguras y saludables. Pero, ¿cómo hacían las mujeres de antes cuando no
existía este amigo incondicional? No tenían otra opción que recurrir al
jabón. Cuenta la historia que hace 4000 años aproximadamente, los
hititas de Asia Menor se lavaban las manos con las cenizas de una planta
(jabonera), en suspensión en agua. Los sumerios preparaban soluciones
alcalinas para lavarse. “Técnicamente, ninguna de estas
preparaciones era jabón, si bien se aproximaban a este producto. Los
fenicios lograron fabricarlo en el año 600 a.C., lo conseguían
hirviendo grasa de cabra, agua y cenizas con alto contenido de
carbonato potásico, permitiendo que el líquido se evaporase para formar
un jabón sólido y de consistencia semejante a la cera. La población al
lavarse, saponificando grasas o sebo natural y realizándolo con una
continuidad jamás diaria, lograba una buena performance y un resultado
estético medio”, explica el tricólogo Miguel Cisterna, director del portal www.CabelloySalud.com.
El especialista explica que el jabón deja residuos, ya que emulsiona
en cierta manera al sebo natural de los cabellos y se deposita en
ellos.
En boga
La palabra “shampoo” tuvo su origen en Inglaterra, en el año 1870. Al
mismo tiempo que la India formaba parte del Imperio Británico, su
gente se fascinaba con la moda y el arte hindú. Los peluqueros ingleses
también adoptaron esta tendencia. Así fue como comenzaron a utilizar
la palabra shampoo, que deriva del hindú “champo”, que significa “dar
masaje”. “En Alemania, un equipo de científicos crea los primeros
shampoos”, explica Cisterna. Técnicamente, el primer shampoo fue
producido en Alemania en 1890. Concluida la Primera Guerra Mundial, el
producto se lanzó al mercado como preparado comercial destinado a la
higiene del cuero cabelludo. En la actualidad resultaría casi imposible
adaptarnos a otro tipo de higiene. Para un lavado con extractos
vegetales naturales, se necesitaría quizás más tiempo y demandaría un
esfuerzo muy grande por parte de laboratorios y consumidores. Además,
las marcas de mayor calidad son elaboradas con los ingredientes
fundamentales que hacen que un shampoo cumpla con todas las funciones.
Su fórmula contiene: agente limpiador, modificadores o estimuladores de
espuma, acondicionadores, espesantes, aditivos, perfumes, colores y
aditivos especiales (antiseborreicos y anticaspas).
Tiempo y forma
Para una correcta higiene de nuestra cabellera debemos tener en
cuenta dos aspectos muy importantes: las características del cuero
cabelludo y de la fibra capilar. “Al primero debemos lavarlo acorde a
sus necesidades, según su producción sebácea-hídrica. ¿Es seco u oleoso?
Con respecto a la fibra, esta zona no necesita de una higiene profunda
como la del cuero cabelludo. Por su estructura (queratinización o
cornificación de proteínas) bastaría sólo con agua para limpiarla, salvo
que deseemos quitar productos de peluquería (lacas, geles, spray,
etc.). Actualmente, los laboratorios más importantes con alto grado de
tecnología proveen productos para tratar tales situaciones”, concluye
Cisterna.
El shampoo por excelencia
La marca Sedal se lanzó en la Argentina en agosto de 1953, introduciendo
un producto revolucionario: el shampoo. Luego, fue innovando a través
de la presentación de las variedades para cada tipo de pelo. Éste fue
un hito en el campo de la cosmética capilar que ubicó a la marca en un
lugar de liderazgo en el mercado, posición que a su vez la impulsó a
emprender nuevos desarrollos para satisfacer la cada vez más exigente
demanda del público femenino. En los años 70 introdujo en el mercado las
cremas de enjuague, mientras que en los ´80 presentó nuevas variedades
a partir de ingredientes naturales (ginseng, algas, henna, etc.). En
2001, la marca lanzó las cremas de peinar y cremas de tratamiento a
través de la variedad Sedal Hidraloe. En los últimos años, Sedal
continuó ampliando el espectro de productos capilares con tratamientos
diarios para el cuidado del color y con el desarrollo de la línea Sedal
Verano para el cuidado y la protección del pelo ante las condiciones
extremas del verano.
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